Jueces contra la represión

por | 8 julio 2014
15m

En una época en la que nuestros gobernantes se olvidan de los derechos consagrados en nuestra Constitución, que solo la tienen en cuenta cuando les viene en gana, se agradece que los jueces, a través de sus sentencias, pongan las cosas en su sitio y defiendan la dignidad de los ciudadanos, que son perseguidos por reivindicar en las calles sus derechos, único lugar en el que pueden hacerlo entre elección y elección. Resultando bochornoso que nuestros derechos democráticos se menosprecien con comportamientos más propios de sistemas totalitarios.

Por eso hemos de aplaudir la valentía de los magistrados de la sección 1ª de la Sala de lo Penal la Audiencia Nacional, que han tenido el atrevimiento de absolver a los 19 acusados que blindaron el Parlament catalán durante una protesta del 15M, que tuvo lugar el 15 de junio de 2011, acusados de un delito contra las instituciones del Estado, y por el que se pedían a cada uno más de 5 años de prisión. Condenando tan solo a uno de ellos por una falta de daños, imponiéndole una pena simbólica.

La Sentencia es para enmarcar, y su contenido debería de servir de pauta cuando se enjuicien hechos similares. Nuestro país no puede soportar tantas injusticias, que nacen muchas de ellas de las propias instituciones del Estado, en donde la corrupción ya forma parte indisoluble de su funcionamiento, y goza de una escandalosa impunidad. Nos rasgamos las vestiduras porque un grupo de jóvenes impidan el acceso al Parlament de un grupo de diputados, y permitimos que muchos de ellos deshonren las propias instituciones con sus conductas inmorales sentándose en sus escaños.

De su contenido queremos destacar un párrafo que expresamente reproducimos: «la libertad de expresión y el derecho de reunión y manifestación, íntimamente vinculados como cauces de la democracia participativa, gozan de una posición preferente en el orden constitucional, por lo que han de ser objeto de una especial protección y necesitan de un amplio espacio exento de coacción, lo suficientemente generoso como para que pueda desenvolverse sin angostura; esto es, sin timidez ni temor. Cuando los cauces de expresión y de acceso al espacio público se encuentran controlados por medios de comunicación privados, cuando sectores de la sociedad tienen una gran dificultad para hacerse oír o para intervenir en el debate político y social, resulta obligado a admitir cierto exceso en el ejercicio de las libertades de expresión o manifestación si se quiere dotar de un mínimo de eficacia a la protesta y a la crítica, como mecanismo de imprescindible contrapeso en una democracia que se sustenta en el pluralismo, valor esencial, y que promueve la libre igualdad de personas y grupos para que los derechos sean reales y efectivos, como enuncia  la Constitución en su título preliminar«.

Estás reflexiones, en voz alta, incluidas en la sentencia de la Audiencia Nacional, no son gratuitas, sino que están inspiradas en una sentencia del Tribunal Constitucional del año 2.000; aunque por la referencia a los medios de comunicación privados, bien podrían estar inspiradas en el propio Pablo Iglesias. Por lo que no sería de extrañar que algunos jueces acaben formando un Circulo en Podemos; eso sí, clandestino, con eso de que tienen prohibido pertenecer a organizaciones políticas.

El Fiscal General del Estado, comisario político del gobierno de Rajoy,  ya ha mostrado su malestar por la sentencia y ha dado instrucciones para que el fiscal encargado del caso interponga recurso de casación. Aquel, es el mismo Fiscal que con vehemencia defiende la inocencia de la Infanta Cristina; por lo que intuimos que para él no resulta delito comprarse un palacete con dinero público, y sí lo es que un grupo de jóvenes protesten en la calle amparados, como dice la sentencia, en los derechos de reunión, manifestación y libertad de expresión.

Cada día que pasa las instituciones del Estado se distancian más de la calle, y de la realidad. Pero por muchas leyes represivas que impongan, ya están perdiendo la batalla de la opresión, porque muchos jueces han decidido con sus resoluciones frenar sus ímpetus totalitarios; y lo hacen aplicando el sentido común y con la Constitución en la mano, nada más y nada menos.

(Publicado en elplural.com)

 

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