La globalización, que en la economía se traduce en que los mercados controlan a nivel mundial las decisiones de los gobiernos elegidos democráticamente, no tiene su reflejo práctico en la defensa universal de los derechos humanos, y quienes han cometido delitos de lesa humanidad camparán por sus fueros con plena impunidad. El PP ha cedido a las presiones de los poderosos, y en unas horas la derogación de la justicia universalidad será una realidad. La dictadura China nos invade, nos compra y nos impone las reglas de juego. Y ahora nos exige que renunciemos a nuestra dignidad. ¿Qué nos queda?.