De como una vez más la derecha utiliza indecentemente el terrorismo como arma electoral

por | 26 octubre 2013

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Hipócrita, farsante, fariseo…, así puede definirse el comportamiento cínico y manipulador de nuestra derecha cuando, una vez más, utiliza el terrorismo como arma electoral, para recuperar un puñado de votos e impedir que se hable de los verdaderos problemas que preocupan a los españoles. No es la primera vez que lo hace, baste recordar las zancadillas permanentes que puso al proyecto de paz emprendido por Zapatero, en forma de oposición radical a su política antiterrorista, múltiples manifestaciones apoyadas por el PP, e insultos personales a miembros del partido socialista, a quienes llegaron a acusarles de cómplices del terrorismo. La derecha nunca ha podido vivir sin ETA, ni sin sus víctimas, ya que es una manera de practicar el enfrentamiento entre los dos grandes partidos. Es más, en alguna ocasión muchos nos hemos preguntado si se hubiese conseguido el fin del terrorismo de haber ganado Rajoy las elecciones celebradas dos días después del 11M.

Convendría recordar que, quienes ahora se rasgan las vestiduras, gobernaron en este país durante ocho años, y en este periodo, cuando ETA seguía matando y aún no se había inventado la doctrina Parot, salieron de la cárcel decenas de terroristas condenados por delitos de sangre, una vez que habían cumplido sus condenas, en aplicación del cómputo de sus penas conforme al criterio que ahora restablece el Tribunal Internacional de Derechos Humanos de Luxemburgo. Por entonces, siendo vicepresidente del gobierno Mariano Rajoy y Ministro del Interior Jaime Mayor Oreja, nadie se escandalizó por ello.

Ahora Esperanza Aguirre, encabezando el populismo más recalcitrante, y olvidándose que fue ministra de los gobiernos de  Aznar y presidenta del Senado cuando aquello sucedió, se pone al frente de la manifestación para protestar contra el fallo de una resolución judicial  dictada por un Tribunal Europeo;  y la secunda, como no podía ser más, la mismísima Ana Botella, la que continuó disfrutando en Lisboa de los servicios de un lujoso spa mientras las familias de las víctimas de la tragedia del Madrid Arena, velaban los cuerpos aún calientes de cinco jóvenes inocentes. Y no estaría de más recordar que el sufrimiento de las víctimas de las tragedias inesperadas es el mismo que el que surge de un acto terrorista.

La manifestación convocada en Madrid es un atentado al Estado de Derecho y a la propia Constitución, y resquebraja aún más nuestra democracia, ya tocada de muerte en forma de pérdida de derechos y abusos de poder, que practican quienes se aprovechan de los votos para ejercer el totalitarismo y la manipulación ciudadana. Don Mariano, ¿qué les dirá mañana a los catalanes que se manifiestan por la independencia?. ¿Les recordarán que deben respetar la Constitución que incumple reiteradamente el partido en el gobierno?, ¿les mencionará ahora que la mayoría silenciosa ha hablado quedándose en casa, y que son más?

Y un aviso a los jueces: por mucho que nos duela, sin demoras y por el bien del Estado de Derecho deben acordar la libertad de todos los presos que permanecen en prisión como consecuencia de la aplicación de la doctrina Parot, sin esperar a que soliciten su excarcelación. El cálculo del cumplimiento de sus penas puede hacerse en una mañana, y con ello evitamos dilatar la solución de un problema que ellos mismos se han buscado. Deben de ser conscientes de que si deniegan la libertad pueden cometer un delito de prevaricación, pero si la posponen sin justificación alguna incluso pueden ser reos de un delito de detención ilegal. Aprendan de la rapidez con la que actuaron en el Reino Unido con la inmediata libertad del etarra Troitiño.

Y ahora a ponerse todos las pilas y a recuperar la normalidad del país, para solucionar los verdaderos problemas que nos afectan. O también podemos seguir echando la culpa a Zapatero por haber conseguido el fin del terrorismo, y haber evitado con ello muchas muertes que ahora no tenemos que llorar.

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