No dar la mano a quién te la tiende no es gesto de mala educación sino una respuesta coherente a la barbarie que sufre la enseñanza pública. Esa mano derecha que tiende el ministro Wert y no recibe respuesta, es la misma que firma los decretos que convertirán nuestro sistema educativo en desigual, injusto, clasista y elitista. Lo llamativo es que el desprecio lo recibe de los mejores estudiantes de nuestro país, cuyo futuro es incierto y muy posiblemente se desarrolle fuera de nuestra fronteras. Y es que legislar en contra de la mayoría, aún con mayoría absoluta, resulta antidemocrático.