Carromero es un delincuente

Poco importan los motivos, pero lo cierto es que viajó a Cuba por su propia voluntad, sin que nadie le obligase a ello, y al perder el control del vehículo que conducía murieron dos personados, por lo que fue juzgado  por la imprudencia cometida y, declarado culpable, siendo condenado a cuatro años de prisión en aplicación del Código Penal cubano. Ello le convierte en un delincuente, por mucho que se empeñe Esperanza Aguirre en presentarle como un héroe, olvidándose que su forma de manejar el volante era muy poco ortodoxa, hasta el punto de que ya había perdido en nuestro país todos los puntos del carné de conducir. Que en Cuba exista o no una dictadura resulta indiferente, el que la hace la paga aquí y en cualquier parte del mundo.

Esperanza Aguirre, como es habitual, ha hecho una vez más el ridículo. Resulta un despropósito que  por un hecho tan puntual exija una investigación internacional. Si realmente quiere limpieza, debería pedirla para que se investigase el tamayaño, o el asunto de los espías, o la supuesta financiación ilegal del PP madrileño a través de la fundación Fundescam, o su participación en el caso Gürtel.

En un tiempo récord Carromero ya ha conseguido el tercer grado, ya ha salido de prisión y se reincorpora a su «puesto de trabajo», por cierto muy bien remunerado (los amigos del poder siempre disfrutan de privilegios). Y eso que nuestro monarca afirmó que la justicia es igual para todos. Bochornoso, pero cierto; estamos gobernados por unos políticos sin escrúpulos que no se ruborizan por nada.