Tradicionalmente la jerarquía de la iglesia católica ha estado vinculada a los sectores más conservadores de la sociedad, y en concreto en España durante la dictadura franquista hacía causa común con los gobernantes de la época, a los que paseaban bajo palio; y en la actualidad su afinidad con el PP se hace evidente en todas sus manifestaciones públicas. En este contexto histórico se han venido constatando en el mundo en los últimos tiempos miles de casos de pederastia vinculados con miembros de la iglesia católica, muchos de ellos ocultados por las propias autoridades eclesiásticas; y la respuesta de la derecha y sus medios de comunicación siempre ha sido excesivamente tibia a pesar de la gravedad de los hechos denunciados, tratando de mitigar las indecencias de los suyos.
Un «intelectual» fiel representante de la derecha neoliberal de nuestro país, y nos referimos obviamente Fernando Sánchez Dragó, se jacta de haber tenido relaciones con jóvenes japonesas de 13 años, y recibe los halagos de González Pons y de la mismísima Esperanza Aguirre; sin que nos conste crítica alguna por parte de los comentaristas más reaccionarios de nuestros medios de comunicación.
Hace unas horas Silvio Berlusconi, al ser descubierta una relación que mantenía con una marroquí menor de edad, luce su extremo machismo afirmando que «..mejor que me gusten las mujeres guapas que los gays…»; y son muchos los casos que se conocen en los que este insigne neofascista ha mantenida relaciones con menores de edad, prevaliéndose de su condición de mandatario público adinerado.
Con todo lo que está cayendo no resulta extraño afirmar que la pederastia es de derecha, o al menos lo parece, y forma parte de la hipocresía de un sector de nuestra sociedad que a diario nos da a todos lecciones de «moral».